¿Te imaginás tirar la heladera, la mesa, la ropa, las sábanas o el televisor a la calle?
La expresión tirar la casa por la ventana tiene su origen en una costumbre española surgida a finales del siglo XVIII y extendida a comienzos del XIX. Esta costumbre consistía en que los afortunados con la lotería –instaurada en 1763 por orden del rey Carlos III- tiraban por la ventana todos los muebles y utensilios viejos, como muestra de la alegría con la que se afrontaba la nueva vida llena de lujo y riqueza.
Sin duda, esta imagen responde a una actitud parecida a cuando queremos organizar algo con todo y decidimos gastar con alegría.
Aún hoy es un hábito el día de fin de año en el sur de Italia, en concreto en la zona de Nápoles, arrojar todo tipo de pertenencias viejas como anuncio de bienestar y prosperidad para el nuevo año.
En definitiva, ambas situaciones tienen en común la idea de despojarse de lo viejo a fin de revestirse de lo nuevo. Detrás de esto se esconde el deseo que todos tenemos al final del año de deshacernos de las cosas antiguas para renovarnos.
Decís que vas a tirar la casa por la ventana cuando querés festejar tu casamiento, o la fiesta de 15 años de tu hija o el éxito de un negocio. Estos momentos tan especiales para vos, querés organizarlos sin reparar tanto en el presupuesto como en la forma, que sin duda deseás que sea magnífica. Ese día, querés tirar la casa por la ventana.
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