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jueves, 24 de septiembre de 2009

Fiesta de cumpleaños: origen de la tradición

Los hábitos que las personas tienen hoy en día para celebrar sus fiestas de cumpleaños se remontan a mucho tiempo atrás en la historia. Según investigaciones estos festejos nacen dentro del dominio de la magia y la religión.

Alrededor del 3000 a.c., en el antiguo Egipto, los faraones ordenaban que los negocios cerraran en sus cumpleaños y daban grandes fiestas para miles de sirvientes.

En la antigua Grecia, los hombres ricos se juntaban en clubes de cumpleaños sólo para hombres. A partir de la influencia de los persas, grandes reposteros, los griegos incorporaron un pastel especial.

Los griegos opinaban que toda persona tenía un espíritu guardián, o daemon, que estaba presente el día de su nacimiento y que cuidaba de ella durante su vida. Esto se refleja posteriormente en la idea del ángel custodio, el hada madrina y el santo patrón.

La costumbre de celebrar las fiestas de cumpleaños con tortas o pasteles con velas encendidas comenzó con los griegos. Se ponían sobre los altares del templo de Artemisa tartas redondas como la luna, hechas con miel, con cirios encendidos. La creencia folklórica es que las velas de cumpleaños están dotadas de magia especial para otorgar deseos.

En la antigua Roma, el emperador daba grandes fiestas de cumpleaños en su propio honor, que incluían espectáculos, circos, y combates de gladiadores.

Con el cristianismo, la tradición de celebrar las fiestas de cumpleaños acabó por completo. Para los primeros cristianos, el mundo era un lugar duro y cruel, en el que no había motivo para celebrar fiesta de cumpleaños de nadie. Otra razón era porque consideraban estas festividades como vestigios de las prácticas paganas.

En el siglo IV la Iglesia inició estudios para determinar la fecha del nacimiento de Cristo. El resultado marcó el comienzo de la tradición de la Navidad. Con esto el mundo occidental recobró la celebración de las fiestas de cumpleaños.

En el siglo XII, las parroquias de Europa registraban ya los nacimientos de sus habitantes, y las familias observaban tales fechas con celebraciones anuales.

Las fiestas modernas de cumpleaños y las celebraciones de los niños toman su forma principalmente de Alemania, donde se llamaron kinderfeste.

Una kinderfeste comenzaba al amanecer. El niño agasajado era despertado por la llegada de una torta coronada con velas encendidas. Estas velas se mantenían encendidas durante todo el día. El número de velas era igual al de los años que cumplía el niño más una, que representaba la luz de la vida.

Nuestra costumbre de pensar un deseo y soplar las velas procede también de la kinderfeste alemana. Las velas de cumpleaños debían apagarse con un solo soplido, y el deseo, en caso de convertirse en realidad, debía mantenerse en secreto.

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